No todas las ciudades están bien mantenidas, y con el paso del tiempo empiezan a borrarse las señalizaciones en el asfalto que pueden poner en peligro tanto a peatones como a conductores de toda clase de vehículos que circulan.
Muchas veces son compañías privadas que hacen el trabajo ante el desinterés de las autoridades de algunas ciudades, principalmente aquellas más alejadas de las grandes urbes, pero existen aquellas que llevan años, o incluso nunca han pintado un camino peatonal o una línea de alto total.
Algunos alegan que en las ciudades pequeñas o pueblos no es necesario ante la escasez de tráfico pesado y el uso de velocidades excedentes, pero ahora sabemos que incluso el impacto de un vehículo a 30 kilómetros por hora puede causar daños en las personas, incluso un 10% de probabilidad de muerte especialmente en niños o personas mayores.
Solo hace falta avanzar a 50 kilómetros por hora para aumentar el riesgo de muerte a un 90% según los datos otorgados por la DGT, quienes advierten que los atropellamientos casi siempre terminan en un lamentable deceso.
España no es la excepción, tan solo en 2021 fallecieron 383 personas, entre motociclistas, ciclistas, peatones y conductores que viajaban en sus vehículos particulares, de estos, el 38% termino en lamentables pérdidas humanas, sin duda un dato bastante perturbador.
Debido a ello, la DGT resolvió poner un límite de velocidad de 30 kilómetros por hora en todas las calles, con algunas excepciones donde podrán transitar a 50 km/h pese a las quejas de muchos sobre si esta medida realmente era necesaria.
Los datos obtenidos por las autoridades de Estados Unidos también muestran una tendencia similar de accidentes, especialmente durante la época de pandemia donde la circulación de vehículos disminuyó significativamente, animando a los conductores a manejar a mayores velocidades.
Pero no hizo falta ninguna pandemia, pues un aumento de atropellamientos ya llevaba la alza desde hace diez años, aumentando en un 45% en todo el país, sin mencionar que las condiciones de las carreteras son bastante peligrosas.
En Estados Unidos pruebas pintar las calles para disminuir el índice de atropellamientos con resultados muy favorables
Mientras que en España los autos ya circulan a velocidad de un caracol debido a las nuevas normativas, lo cierto es que el tráfico sigue sin dar tregua ante una medida que no parece haber sido muy bien pensada.
Especialmente en carretera donde los autos circulan libremente con kilómetros por delante, simplemente la nueva norma no parece convencer a los conductores de disminuir la velocidad, entonces, ¿cuál es la solución?
En Estados Unidos tampoco se la complicaron demasiado para obtener medidas efectivas, y no fue para nada una iniciativa del ayuntamiento. Fue la red de Bloomberg Philanthropies, quienes tienen una iniciativa de arte en asfalto.
Este grupo de filántropos ayudan a las ciudades a usar el arte y el poder de la comunidad para mejorar las condiciones de seguridad de las calles, además de darle vida a los espacios públicos.
Esta iniciativa no solo está en vigor en Norteamérica, pues la red de voluntarios se extiende por todo el mundo para adoptar al arte como una medida efectiva y de bajo costo para activar las calles.
La idea es que el arte sea tan llamativo que los peatones puedan deleitarse de los colores y formas maravillosas, y así atraer también la actividad económica en sitios donde hay mayor comercio, además fortalece la visibilidad de los caminos de cebra e intersecciones para que sean respetadas por los conductores.
No solo con pintura logran esto, también hacen uso de barreras para el tráfico, cajas de utilería y pasos subterráneos para darles más color a las ciudades y lugares claves en la ciudad que incluso podría atraer a turistas y mejorar la economía de ciertos lugares.
A este tipo de acciones se le conocen ahora como “pacificación de tráfico”, y ayuda a que los vehículos también circulen a menor velocidad al romper con la monotonía de las calles que puede hacer que se pierda la noción de la velocidad y la distancia que se ha recorrido.
Por sentido común, los conductores saben que este tipo de sitios atrae a más peatones y ciclistas, reduciendo la velocidad alrededor de un 25%, y se observó un fenómeno inesperado: los vehículos tendían a cederse el paso en un 27% más que en calles sin este tipo de arte.
Además, han venido a demostrar que no se requiere de grandes inversiones por parte del ayuntamiento para poder solucionar algunos problemas con un poco de creatividad, trayendo múltiples beneficios para toda la comunidad.
Cabe mencionar que no solamente se ha agregado arte a las calles, pues también se realizaron obras para reubicar algunos cruces, utilizando pintura y macetas para darle más espacio a los peatones quienes cada vez tienen menos lugares donde cruzar la calle de forma segura.
Milán no se queda atrás y también prueba poner arte en un cruce de vehículos y lo transforma en una plaza
Esto ha sido obra de un programa llamado “The Piazze Aperte” (Plazas Abiertas) que tuvo lugar en la ciudad de Milán para maximizar los espacios públicos para la recreación y darle un espacio a la población de gozar aunque sea un pequeño tramo de todo el espacio monopolizado para los vehículos.
Este programa inicio en 2018 como parte del Milan 2030 Master Plan y un Plan de Vecindario que vehían la necesidad urgente de brindarle más espacios públicos en una ciudad donde escasean y prácticamente todo está a favor del tráfico.
El tramo elegido ha sido la calle de Spoleto-Venini, un cruce de autos por demás exagerado en dimensiones y que causaba un gran tráfico y cruces caóticos de carros justo en frente de una escuela primaria con aceras tan diminutas que ponía en peligro a los niños, los padres que los dejaban o los recogían en la escuela, así como todos los peatones en general.
Para ello, hicieron un programa completo de rediseño del tráfico de autos y creando en medio del cruce una pequeña plaza que no requirió un gran presupuesto, solo pintura, macetas y unos cuantos muebles de exterior.
El encierro por la pandemia lo hizo aún más sencillo y rápido de hacer, creando así un lugar más seguro para los peatones y además un lugar de recreación para los padres y sus hijos donde también se le iban sumando personas de la tercera edad que iban a descansar tan pronto y como se hizo popular el lugar.
La placita en medio del cruce no entorpeció para nada el tráfico de autos ya que el diseño permitía a los autos pasar al otro lado rodeando la plaza, si bien el cruce ya no era rápido en línea recta, esto también ayudó a los conductores a no tener que esperar el paso e incluso envolverse en accidentes viales por el caos que podía haber ahí.
En Barcelona también ha ocurrido un caso similar donde han otorgado a los peatones todo un carril de una calle con solo pintura azul y se ubica en el carril peatonal de Rocafort, con un total de 12 kilómetros donde las aceras prácticamente se apoderaron de un carril con solo pintura.
Junto con esta iniciativa se le suba más carriles nuevos para biciletas que alberga 21 kilómetros de espacio ganado con solo pintura y un poco de mobiliario nuevo. Estos espacios también vendrían a crear más espacios para que la gente pueda transitar sin aglomerarse y así evitar contagios en plena pandemia.
Sin embargo, en Estados Unidos solo se requirió arte para llamar al subconsciente de las personas
Tanto el proyecto de Milán como el de Barcelona sin duda fueron muy bien estructurados y diseñados para darle un nuevo orden a las calles, pero debemos darle crédito al ejemplo antes visto de Estados Unidos, que a comparación de estos dos, únicamente utilizaron arte.
Esto ha causado una fascinación, pues no fue agregado ninguna maceta y el arte plasmado en el asfalto no insinuaban nada relacionado con bajar la velocidad o hacer un alto, todo fue obra del subconsciente de los conductores.
El planificador de transporte de Sam Schwartz Consulting, Michael Flynn, admite que todo ha sido obra de la psicología del ser humano el reducir la velocidad cuando en su campo de visión entraban las obras artísticas.
El arte no solo ha amenizado el caminar de las personas, sino que ha funcionado como un activador del subconsciente para caer en cuenta que los espacios los comparte con peatones, algo que parece obvio pero la monotonía de las calles y los carros a veces hacen que la mente de un conductor lo olvide.