Multimillonario transporta en barco árboles para su jardín personal en otro país

Imagina estar disfrutando de un fin de semana de actividades en alta mar, tal vez pescando o simplemente disfrutando de la tarde en un bote, cuando de repente observas árboles desplazándose entre las olas del mar.

Cualquiera estaría sorprendido de ver árboles montados en un bote siendo halados por remolcadores, tal y como sucedió con los ciudadanos de Georgia en Estados Unidos, quienes no dudaron en compartir en redes sociales este singular espectáculo.

Se trata de Bidzina Ivanishvili, un político y empresario de la localidad de Georgia, del cual alguna vez fungió como Primer ministro por ahí del 2012. Según Forbes, su patrimonio se valuó en 4.8 millones de dólares al iniciar este 2022.

Y como todo millonario excéntrico, tiene pasatiempos todavía más excéntricos como el de coleccionar árboles, así es, se dedica a coleccionar especímenes de árboles, arbustos y flores que provienen de otras partes del mundo.

Pero entonces, ¿por qué no simplemente se ha dedicado a plantar o comprar arboles pequeños en vez de hacer que árboles de decenas de metros crucen el Mar Negro?

Ivanishvili solo está interesado en árboles que son especiales y los hace cruzar los mares

En efecto, el hombre está interesado especialmente en árboles milenarios, así que se ha encargado de movilizar más de 200 árboles para trasladarlos un parque local en los últimos años, para esto, el mismo Ivanishvili ha estado muy cerca del proceso eligiendo los árboles de forma individual y exhaustiva.

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Eso sí, le costó una buena suma de dinero conseguir la mitad de ellos, ya que tuvo que trasladarlos en barcos y camiones, y es que no son árboles pequeños, muchos miden varias decenas de metros y su follaje tienen alta resistencia al viento en altamar, y puede ser imposible buscar fácilmente rutas sin puentes y otros obstáculos por tierra.

Así que trasladar un solo árbol podría ser una misión de meses hasta llegar al Parque Dendrológico Shekvetili, que se encuentra en las orillas del Mar Negro (el de Georgia en Estados Unidos, no el del mediterráneo).

Y por si fuera poco, el mismo diseño del parque también es extravagante, pues ha creado un paraíso  donde el bosque milenario estaría rodeando un estanque donde habitan flamencos, pelícanos y una gran cantidad de aves exóticas, algo que el mismo Shekvetili diseñó.

Desde luego, este costosísimo parque está bien custodiado con cámaras de circuito cerrado que se encuentran prácticamente en cada rincón, siempre atentos a cualquier movimiento que pueda ocurrir entre los árboles.

“Se mira, pero no se toca” es prácticamente la ley en este parque, donde hasta el césped ha sido cuidadosamente elegido, colocado y mantenido, siendo una falta enorme siquiera pensar en pisar alguna hoja. Quienes pueden visitar este sitio, siempre estarán custodiados, y cualquier movimiento en falso será motivo de una advertencia a través de los altavoces del parque.

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Más de un visitante se habrá preguntado cómo es que un empresario y político de repente se ha visto obsesionado con la colección de árboles, y la verdad es que no está claro. Algunos teorizan que simplemente ha sido el amor por la naturaleza, aunque algunos más extremos sugieren que es un druida en secreto.

La opinión más interesante fue la de Salomé Jashi, directora de cine que ama tanto la naturaleza que ha hecho documentales de árboles para concientizar sobre su importancia en el mundo y que deben ser preservados y protegidos a toda costa.

Jashi opina que no hay nada de amor detrás de las acciones de Shekvetili, pues hacer que un árbol de 2.000 años de edad se someta a un estrés tan enorme como ser trasladado del sitio y las condiciones que lo ayudaron a ser tan longevo, no puede ser más que un acto de avaricia.

“Hacer que un árbol flote es simplemente un símbolo de poder, el desear y querer algo tanto que lo obtienes a toda costa”, menciona Jashi.

La profesora de biología, Toby Kiers, también opina que extraer estos árboles que han sido parte de un ecosistema subterráneo únicos en el planeta, es algo egoísta y descabellado. Los árboles, plantas y los hongos, se alimentan y comunican a través de una “red neuronal” bajo tierra, arrancar un árbol tan antiguo es como arrebatarle a una manada de lobos un Alfa, o a una familia de gorilas a su lomo plateado.

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El documental de cómo fue construido este parque fue transmitido en cine y on demand con el título de Taming the Garden.